Reutilizan agua cloacal tratada para hacer riego de árboles y cultivos forrajeros

La laguna de tratamiento tiene 30 metros de ancho, 50 de largo y tres de profundidad. Ante los ojos de un desprevenido, parece una espejo de agua común llena de patos; allí desembocan los efluentes de los 234 usuarios de cloaca del barrio Matadero.

El agua proveniente de la planta de tratamiento de efluentes cloacales de la localidad de Ingeniero Jacobacci (Río Negro) es reutilizada para el riego de árboles y cultivos, a través de una iniciativa de diferentes organismos y organizaciones locales y provinciales que permite el aprovechamiento de este bien común en el contexto de emergencia hídrica que atraviesa la región.

La Planta de Tratamiento de Efluentes Cloacales se encuentra a algunos kilómetros del ejido urbano de Jacobacci, situada a 213 kilómetros al este de Bariloche, en plena estepa patagónica; la zona está en emergencia hídrica, por lo que el paisaje de todo el año -pero en particular en enero- tiene muy poco verde.

Sin embargo, en medio de la aridez, se observa un bosquecito pequeño, de árboles frondosos con abejas y otros insectos revoloteando, un verdadero vergel.

A pocos metros está la laguna de tratamiento que tiene 30 metros de ancho, 50 de largo y tres de profundidad que, ante los ojos de un desprevenido, parece una espejo de agua común llena de patos; allí desembocan los efluentes de los 234 usuarios de cloaca del barrio Matadero.

“El tratamiento empieza en cada casa; la gente para conectarse a la red tiene que tener cámara séptica o biodigestor que permita un proceso de degradación inicial”, explicó Antonio Currumán, trabajador de la planta.

Y continuó: “Por un sistema de bombeo que hay en el pueblo llega al piletón. El tratamiento que se hace es con aireación, se instalaron dos aireadores que oxigenan el agua para que no quede quieta. Hay que decir que las condiciones climáticas que tenemos en nuestra zona permiten que los patógenos casi no se reproduzcan”.

El oxígeno aportado por los aireadores junto al oxígeno atmosférico y el aportado por la actividad fotosintética de algas verdes que crecen, permiten la oxidación y degradación de la materia orgánica del efluente; en tanto que el tratamiento de los organismos patógenos del efluente es por medio de la radiación UV atmosférica y luego se complementa en la cámara de cloración o contacto.

De esta manera, el agua queda con calidad microbiológica permitida para uso de riego de cultivos forestales, forrajeros y pasturas de acuerdo a la Resolución vigente en la provincia. (Télam).